Había una vez una pequeña oruga llamada Coco, que siempre soñaba con volar. Coco admiraba a las mariposas que volaban libremente por el jardín y se preguntaba cuál sería el secreto de su éxito. ¿Acaso su destino debía ser arrastrarse siempre en el suelo?
Largas horas pasaba Coco pensando en volar, en cómo hacerlo posible, en los sitios que visitaría, planificando, pensando… pero nada la sacaba de la situación en la que estaba. Sufría parálisis por análisis, es decir, dedicaba mucho tiempo y energía en pensar pero poco en tomar acción.
Hasta que un día, algo cambió. Coco decidió que era hora de convertirse en una mariposa. Comenzó a tomar acción y construir una crisálida. Se metió dentro para transformarse. Durante varios días, estuvo en oscuridad, rodeada por su propia hebra de seda, mientras su cuerpo experimentaba una dolorosa metamorfosis.
Finalmente, llegó el momento en que Coco emergió de su crisálida como una hermosa mariposa de color naranja y negro. Pero cuando trató de volar, se dio cuenta de que no podía. Sus alas no eran como las de las mariposas que había visto volar sobre su cabeza. Estaban arrugadas y demasiado débiles para soportar su cuerpo.
Coco se sintió triste y decepcionada. Después de todo este esfuerzo ¿No había servido para nada? ¿Acaso valía menos que los demás, que habían logrado volar? La desesperación y la frustración a abordaron por un momento, pero no se rindió.
Decidió que seguiría practicando y trabajando duro hasta que sus alas fueran lo suficientemente fuertes para volar. Entonces comenzó a entrenar, tratando de volar a cortas distancias, trabajando en su técnica y resistencia y poco a poco sus alas fueron tomando forma.
Con esfuerzo, Coco se convirtió en una experta en vuelo y finalmente pudo volar libremente como las mariposas que admiraba. Se dio cuenta de que el verdadero secreto del éxito era tomar acción con perseverancia y trabajo duro.
Desde entonces, Coco se convirtió en una inspiración para otros insectos del jardín. Les enseñó que nunca es tarde para perseguir sus sueños, y que con suficiente determinación y esfuerzo, cualquier cosa es posible. Y así, Coco vivió felizmente como una mariposa y tú puedes hacer lo mismo.
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